Artículo de Mª Amparo Ayuso publicado en el número 6 de «La
Troje» en agosto de 1988, que hace referencia a la vida rural desde la posguerra hasta
nuestros días.
Pasó la guerra; todos sabemos que Hita en 1.937 formó parte de la zona
donde se libró la "Batalla de Guadalajara", cuando en una maniobra envolvente
los rebeldes intentaron tomar Madrid.
El pueblo se llenó de soldados del ejército de la República, los habitantes fueron
evacuados a la zona de Cuenca, dejaron sus pertenencias y, con lo puesto, fueron
transportados en autocares; algunos se pudieron quedar en pueblos limítrofes por tener en
ellos conocidos o familiares.
Pasada la guerra había que volver, volver a tu casa (en ruinas), a tu pueblo
(destrozado), a reunirte con los tuyos si el horror de la guerra no te había disminuido
la familia. Llenos de miseria, hambre, piojos, desconfianza, muertos, hablando de nuevas
cosas como estraperlo, salvoconducto, depuración, afecto, desafecto, U.G.T., C.N.T.,
rojo, nacional, neutral.
Con ayuda de Auxilio Social y la reconstrucción de las Regiones Devastadas, Gobierno y
Pueblo se esforzaron en restañar las heridas producidas por el conflicto. La vida en Hita
volvió a resurgir, había unos 78 mozos y 100 niños en edad escolar.
La base económica que sirvió por lo menos para el autoconsumo era la agricultura y
ganadería, que se completaba con crianza de animales domésticos.
Y como dice el refrán, que no hay mal que por bien no venga; recoger
chatarra de guerra fue salida para algunos. Existía personal de oficios como zapatero,
carpintero, peluquero, boticario, carnicero y ultramarinos que completaban las necesidades
básicas de nuestra gente.
Ellas y ellos realizaban todos los trabajos, además de cargar a la mujer con la crianza
de los hijos, la casa, lavado en arroyos, costura, viajes de agua a la Fuente Vieja. Esta
fue una generación de trabajadores natos, a los que se les lució poco tanto esfuerzo.
Ratos de Ocio
No era todo trabajar, las diversiones también existían; ellos y ellas interpretaban
funciones teatrales, realizaban bailes en la plaza con un manubrio llamado zumbano, lo
transportaban a cuestas y a tocar, a cielo descubierto si el tiempo no lo impedía y si
no, se metían en los sobreportales. Más tarde abrieron dos salones de baile, abajo y
arriba; los propietarios, para hacerse la competencia, realizaban concursos y rifas. La
entrada era para mayores de 18 años y los más jóvenes merodeaban en los alrededores. La
radio vino a llenar el tiempo de los que ya no tenían tantas ganas de baile.
Practicaban muchos juegos como la calva, bolos, barra, tanguillo, pelota, chapas,
cajillas, etc.
Celebraban las fiestas en gran cantidad y, por ser más vecinos, muy animadas.
S. Blas: Mozos en quintas; ronda de mozas.
Gallo: Niños y niñas (comida); mozas y chavalas (cena)
Carnavales: Celebrados pocos años por su prohibición.
Flores: Altar en la plaza; baile.
S. Isidro: Concurso de echar el surco con las mulas.
Mayo: Poner el mayo en la plaza; también solía poner mayo el mozo que quería a alguna
moza en su ventana; ronda a mozas.
Toros: Encierro; baile.
S. Miguel: Feria; baile.
Y todas las que tenían solemne religiosidad.
Sobre el año 1.958, se compraron dos televisiones, ambas para locales de reunión.
¿Cuántas cosas se han dejado de hacer y decir por ver la televisión? Pero fue el nuevo
y casi único sistema de información.
De los pueblos de alrededor venían las gentes tanto a bailes, fiestas e incluso a ver la
tele.
También por estas fechas (1963), ya que Hita es ante todo un pueblo de historia,
comenzaron a realizarse unos festivales medievales que, hasta la fecha, continúan
haciéndose y que fue una oportunidad más para saber de torneos, toros y noches de
teatro.
A partir de los años 60 comenzó a desarrollarse la industria en las ciudades y a
mecanizarse los campos, lo que dio como resultado la emigración de los pueblos a las
capitales. Se produjo un éxodo constante de campesinos a centros industriales. Las
fábricas tiraron de mano de obra sin especializar y barata, las máquinas sustituyeron a
las cuadrillas de seguidores en los campos. A otros les alejó los centros de estudios y a
otros el deseo de un cambio, cambiar, no ser lo mismo que ha sido mi padre; fue la
revolución de los jóvenes.
El tiempo
lo borra todo, se fueron olvidando tantas angustias sufridas, es tiempo de reformas.
Cambiaron ideas y sistema político; en julio de 1976 fue instaurada la democracia.
España, en general se había transformado. Hita es ahora un pueblo con no más de 300
habitantes, sin jóvenes, que se ven obligados a buscar nuevos horizontes, con pocos
mayores porque la soledad y necesidad física les hace buscar la compañía de sus hijos
emigrados.
Existe una edad intermedia de matrimonios viviendo de la agricultura y ganadería, con
reducido número de profesionales.
Creo que está renaciendo un espíritu de volver; los medios de locomoción y
comunicación nos han roto las barreras y nos han dado acceso a muchos sitios que hace
unos años eran impensables; jóvenes agricultores, jóvenes ganaderos, jóvenes
industriales se están arraigando en Hita.
Sin lugar a dudas, las personas que se fueron vuelven con toda la ilusión a su pueblo,
bien cuando hay algún acontecimiento o vienen a pasar las vacaciones de verano con lo
cual llenan las casas que permanecen cerradas durante todo el año.
Me encanta cuando el pueblo vuelve a llenarse de vecinos, es algo mágico verlo en Flores,
Festivales y Toros.