Artículo de Ángel Romera Martínez
publicado en el núm. 6 de «La Troje», en agosto de 1988,
en el que se hace un resumen de la romanización en la zona.
Fue con motivo de la publicación nº 2, cuando se me brindó la oportunidad de
colaborar en esta publicación entusiasta que es «La Troje», de la Asociación Cultural
de Hita.
He de reconocer que la colaboración quedó raquítica, y no fue porque no hubiera tema ni
ganas de hacer; lo que sucedió es que pensé que no debía ser muy extenso por dos
razones: una por no ser demasiado pesado y la otra por no ocupar mucho espacio en la
revista e impedir así la participación de otros colaboradores; pero visto que la
afluencia de colaboradores voluntarios no fue muy numerosa, en esta ocasión la mía será
un poco más extensa con lo que, a su vez, resultará más pesada y también en ella
habrá más motivos de crítica que en la ocasión anterior; pero aún así y para
aumentar el contenido de «La Troje», aquí está mi colaboración. Algo sobre...
Los investigadores y estudiosos de la Historia definen Romanización al fenómeno socio
cultural que hizo posible la integración de las tribus celtibéricas dentro de la cultura
romana; esto es un proceso complejo de asimilación, de la lengua, las leyes, la religión
y en definitiva la forma de vida de los romanos por parte de los pueblos celtibéricos,
que se desarrolla en los periodos de tiempo sucesivos a la dominación militar.
En nuestra provincia, además de los estudios y hallazgos de tiempos pasados, están
apareciendo y siendo localizados y estudiados una serie de restos arqueológicos de época
romana, que prestan una valiosa ayuda para el mejor conocimiento de este periodo.
Entre los restos que ayudan al mejor conocimiento de este periodo, se cuentan los núcleos
de poblamiento (ciudades, villas, mansiones); las obras civiles, tales como calzadas,
acueductos, canalizaciones; las inscripciones, bien sean funerarias, religiosas,
conmemorativas, de carácter civil, etc. Además de estos y entre otros también se
encuentran los hallazgos cerámicos y numismáticos, que normalmente aparecen en los
mismos lugares donde hubo asentamiento de población.
En Hita y sus inmediaciones no hay, o hasta ahora no han aparecido, restos de importancia
de esta época, aunque haya habido en tiempos pasados historiadores que han sustituido en
nuestro pueblo la Caesada romana. Investigaciones y hallazgos más actuales la sitúan
posiblemente en las inmediaciones de Espinosa de Henares.
Tampoco se tienen noticias de las "mansiones" o lugares de descanso que
jalonaban las vías romanas y que, normalmente, se encontraban separadas entre sí por la
distancia que podían recorrer en un día de marcha (unos 25 Km en terreno llano).
De los tres tipos de asentamiento de población, el más frecuente y que tuvo un mayor
desarrollo fue la «Villae», en particular a partir del decaimiento de las ciudades y a
una mayor potenciación de los recursos rurales; no hay que olvidar que, con la
Romanización, Roma pretende un mayor aprovechamiento de todos los recursos de las
provincias del Imperio (agrícolas, mineros, industriales, etc.)
Son estas «villae» núcleos de población autosuficientes, que aparecen diseminados por
las zonas cerealistas extensivas y por los valles de fértiles vegas como son los valles
de la zona de la Alcarria, entre los que se cuenta el valle de nuestro río Badiel.
Estas «villae» se autoabastecían de productos agrícolas, y sus excedentes eran
transportados y comercializados para el abastecimiento de las ciudades como núcleos
urbanos de mayor consumo.
Se puede pensar, con cierta probabilidad, que en la vega de Hita se situaría alguna de
estas «villae». Hace suponer esto los restos arqueológicos que he podido recoger en las
inmediaciones del pueblo y que, sin ser de gran importancia ni muy numerosos, sí pueden
ser suficientes para apoyar la idea de que también en la zona de Hita hubo algún tipo de
presencia romana.
Estos objetos arqueológicos son principalmente restos cerámicos («cascotes») y algunas
monedas («chavos»).