por Ángel Romera Martínez y Carlos Romera Valladares.
Los autores nos ofrecen un estudio genérico sobre la prehistoria en el valle del Badiel.
Como apoyo documental se han incluido una colección de láminas en las que se muestran
algunos objetos, los más representativos de los periodos tratados, y que han sido
localizados en el entorno de Hita. (1)
Emplazamiento del entorno de Hita
La provincia de Guadalajara se sitúa en lo que se denomina, de forma
genérica, la Meseta Central; dentro de la provincia, la comarca natural de la Alcarria
ocupa la planicie superior comprendida entre los valles del Henares al norte,
extendiéndose hasta el valle del Guadiela, ya en la provincia de Cuenca.
Hita se sitúa entre las estribaciones de la Alcarria y la margen izquierda del río
Henares, concretamente en el valle del río Badiel, afluente por la izquierda del Henares.
El emplazamiento actual del pueblo se orienta sobre las laderas de mediodía y poniente
del «Cerro», que constituye probablemente el origen del núcleo de población más
primitivo.
Es sabido que en la antigüedad este núcleo de población se situaba en las proximidades
de la calzada romana, que siguiendo en esta zona, el curso del río Henares unía
Meritaugusta (Mérida) con Cesaraugusta (Zaragoza), según el itinerario de Antonino.
Nada tiene de extraño que en lo alto del «Cerro» fuera construido un pequeño castro,
como punto de defensa y de vigilancia de esta ruta, y que a su vez , este castro fuese
construido sobre otro de época anterior emplazado en el mismo punto.
Los pueblos prehistóricos
Para cualquier persona culta del s. XVII o XVIII , la especie humana no
tendría más allá de 6.000 ó 7.000 años sobre la Tierra. Los cálculos actuales,
basados en la degradación de ciertos isótopos radioactivos de determinados elementos,
estiman la antigüedad de la Tierra en más de 4.500 millones de años, en tres millones
de años el tiempo en que los homínidos empezaron a incorporarse sobre sus extremidades
inferiores, y en un millón y medio de años el tiempo en que el hombre comenzó a andar
erguido por completo, como ahora lo hace (homo erectus). Los datos más fiables en la
actualidad sobre estas dataciones son los que se están obteniendo , entre otros, en las
investigaciones sobre el yacimiento de Atapuerca.
La secuencia en que ha transcurrido el tiempo desde los primeros albores de la aparición
humana sobre la Tierra, lo que se define como Prehistoria, se ha estructurado en
diferentes periodos, en función de la evolución de los utensilios que el hombre ha sido
capaz de elaborar en el transcurso de su evolución. La definición de estos periodos, de
forma muy genérica , ha sido:
-- Paleolítico Inferior
-- Paleolítico Medio
-- Paleolítico Superior
-- Neolítico.
Cada uno de estos periodos, a su vez , se subdivide en periodos de tiempo menores (fases,
épocas); tanto para los periodos principales como para los secundarios se han establecido
unas acotaciones de duración relativas, tomando como referencia la Era Cristiana. Tanto
la precisión de los subperiodos como su acotación en el tiempo son aspectos de una
profundidad mayor que la que pretende el contenido del presente trabajo.
Una de las características que ha servido para la delimitación de los periodos
prehistóricos, ha sido el nivel de elaboración de los utensilios y la evolución de las
habilidades que el hombre ha sido capaz de desarrollar a lo largo de las diferentes
etapas. Los restos arqueológicos más frecuentes pertenecientes a los periodos
prehistóricos, y los que con mayor frecuencia se toman como base de datación de estos,
son los elaborados en piedra (industria lítica). Las características básicas de los
elementos de piedra asignados a los diferentes periodos son:
-- En el Paleolítico Inferior, el tratamiento de los utensilios de piedra es
exclusivamente mediante percusión de la piedra que se pretende tallar por otra de mayor
tamaño, sin sujeción de la piedra que se quiere obtener como utensilio.
-- En el Paleolítico Medio, el tratamiento de la piedra que se pretende convertir en
herramienta es mediante una percusión más profusa, que llega a alcanzar el carácter de
«talla». Para su obtención es necesario el concurso de las manos del «artesano»;
mediante este tratamiento, se consigue aumentar el perfil de incisión y disminuir el
espesor de los utensilios.
-- En el Paleolítico Superior, el tallado de las piezas se hace más abundante con
retoques en los bordes, que aumentan la eficacia de corte de los utensilios de forma
especial en las «hojas» o «cuchillos» que, con frecuencia, presentan secciones
trapezoidales aplanadas. En este periodo aparecen también utensilios obtenidos a partir
de hueso y marfil, tales como punzones, arpones, botones, agujas, etc.
-- En el Neolítico, los útiles de piedra como hachas, azuelas, picos, etc., son ya de
piedra pulimentada. Las puntas de flecha presentan una talla mas elaborada, dotándolas de
espigas para su mejor sujeción al mango, así como de antenas que aumentan su eficacia.
Aparecen las hoces formadas por fragmentos de «hojas» o «cuchillos» que han sido
dentados, mediante presión, y posteriormente engastados en un mango curvo de madera (una
rama de árbol debidamente curvada). En este periodo, también aparecen los molinos de
mano en sus distintas versiones, tanto aquéllos compuestos por un canto rodado plano que
proporciona la suficiente superficie de trabajo como los obtenidos a partir de un bloque
de roca rica en cuarcita, susceptible de ser labrado para obtener una cara plana.
En este periodo, el hombre demuestra un mayor conocimiento de las propiedades de las
distintas rocas en cuanto a su dureza; de este modo selecciona , en función del utensilio
que desea obtener, la fibrolita, la obsidiana, el basalto, el sílex, la cuarcita, la
arenisca, etc..
En cuanto al sistema de vida de los pueblos que habitaron en el Paleolítico y en el
Neolítico, podemos basarlas, de forma muy esquemática, en las características
siguientes:
* Los grupos étnicos del Paleolítico son cazadores, recolectores de frutos silvestres y,
así mismo, recolectores de moluscos, en cuanto a su base de alimentación. Para la caza,
además de los artefactos de piedra, utiliza la lanza de madera. Normalmente habita en las
riberas de los ríos, no utiliza las cavernas como lugar de habitación hasta que no
consigue dominar el fuego, por miedo a la oscuridad y por el temor de que estas estuviesen
ocupadas por fieras.
Dentro del entorno geográfico en el que se mueven, practican el nomadeo como sistema de
vida para atender sus necesidades básicas de alimentación mediante la caza , la pesca y
la recolección de frutos, desarrollando además otro tipo de actividades y de relación
con otros grupos étnicos con los que practican intercambios técnicos y culturales. Sus
enterramientos son de tipo ritual, haciéndose acompañar de sus utensilios de piedra y
otros objetos.
* En el Neolítico, estos grupos humanos perfeccionan sus utensilios así como la
cerámica, se hacen más sedentarios, llegando a la domesticación de algunos animales y
desarrollan el cultivo de los primeros cereales. Aprenden a dominar el fuego, por lo que
sus lugares de habitación pasan a ser los abrigos naturales y las cavernas;
posteriormente adquieren la técnica de construcción de las cabañas. Sus enterramientos
siguen siendo rituales, con mayor riqueza de los ajuares que les acompañan en cuanto a
utensilios, adornos, armas (algunas de ellas inutilizadas) y objetos de cerámica.
* En la Edad de los Metales, el hombre aprende y desarrolla la tecnología de la
metalurgia, principalmente en la obtención del cobre, en un principio, y en la de su
aleación el bronce; posteriormente también descubre la obtención del hierro.
En este periodo depura la técnica de la elaboración de la cerámica con el desarrollo
del torno de alfarero, así como perfecciona la técnica constructiva. Del mismo modo
mejora los métodos de obtención de alimentos y progresa en la domesticación de mayor
número de animales.
En cuanto a sus utensilios y su ajuar personal, incorpora los objetos elaborados con
metales, principalmente el bronce y el hierro, tales como hachas, punzones, armas,
utensilios agrícolas, fíbulas, broches de placa y otros adornos personales, algunos de
ellos muy elaborados.
Los pueblos prerromanos de la meseta
Para los pueblos de la Meseta Central, esta fase evoluciona hacia la
configuración de lo que se denomina como la CELTIBERIA, siendo esta una definición
amplia para la cual no se han establecido límites puntualmente definidos, en base a la
ocupación de las distintas etnias que conforman el mosaico de pueblos prerromanos de la
zona. Se admiten como celtíberos tanto a los grupos étnicos de íberos asentados en
territorios de los celtas como a los grupos de raza celta asentados en suelo de los
íberos.
Los celtíberos, según los autores antiguos Polibio, Libio y otros, son citados hacia el
s. IV a. de C. y se les considera básicamente un grupo compuesto por cuatro tribus:
Arévacos, Lusones, Belos y Titos. Hay otros autores, como Plinio y Tolomeo, que dentro de
este grupo de las cuatro tribus incluyen a los Pelendones y excluyen a los Arévacos en la
composición de los pueblos celtibéricos.
Dentro del grupo de los Arévacos, y como una rama de las más orientales de esta etnia,
estaría la tribu de los Vácceos, que se dedicaría preferentemente a la agricultura. En
este mismo entorno, algunos autores sitúan también a los Olcades.
La zonas periféricas del territorio celtibérico, habitado por los grupos étnicos
mencionados, estaban ocupadas por tribus de difícil identificación y de una
localización imprecisa. No obstante, por parte de algunos historiadores antiguos, se ha
considerado la ciudad de CAESADA, como perteneciente a los celtíberos citeriores (2).
Ubicación de Hita en la prehistoria
Lógicamente, tenemos que pensar que Hita tuvo, en los periodos
prehistóricos, el mismo desarrollo y la misma proyección que el resto de la comarca del
valle del río Badiel.
Se da, para toda la comarca, la misma configuración orográfica que facilitó el
establecimiento, bien de forma permanente, bien de forma temporal (nomadeo), de los grupos
étnicos prehistóricos y que fundamentalmente, se caracterizan por la existencia de:
* Cerro de altitud en torno a los ochocientos metros, como otero de vigilancia y posible
asentamiento defensivo.
* Ríos, que proporcionan terrenos fértiles para el desarrollo de la incipiente
agricultura, así como para la práctica de la pesca y la provisión de agua.
* Pequeñas elevaciones de ribera, donde emplazar sus lugares de hábitat mediante la
construcción de chozas o cabañas, en torno a las cuales se desarrolla la vida cotidiana.
En el entorno de la comarca se localizan las elevaciones de «La Tala», «La Muela» y
«El Castillo»; igualmente en esta comarca se encuentran las vegas de los ríos Badiel y
Henares y numerosos cerros de pequeña elevación que flanquean las márgenes de estos
ríos.
En alguno de estos puntos se han localizado yacimientos arqueológicos perfectamente
conservados, pertenecientes a la Edad del Bronce, que han sido escavados de forma
científica, tal es el caso del localizado en «La Muela» (3).
En Hita no se han localizado, hasta el momento, yacimientos de esta importancia
documental, ni con ajuares tan ricamente equipados. Sí hemos localizado, en el entorno
del pueblo, diversos objetos de carácter arqueológico que abarcan desde elementos de
industria lítica, del periodo Paleolítico, hasta hachas pulimentadas, fragmentos
cerámicos y molinos de mano del Neolítico. La localización de restos metálicos es más
reducida, limitándose estos a algunos pequeños objetos de bronce de carácter
doméstico, no habiendo localizado armas o cualquier otro tipo de utensilios.
Si bien los elementos arqueológicos de que hablamos se han localizado en todo el término
actual de Hita, las zonas de preferente localización han sido: algunas fincas próximas a
las márgenes del río Badiel, ruinas del castillo, cerro del castillo, cerro de «Los
Centenazos», zona de «La Tala» y finca de Pinilla.
Conclusiones
A la vista de todas las consideraciones expuestas podemos establecer, de
forma muy generalizada y con todas las reservas, que el entorno de Hita, en cuanto al
periodo Prehistórico se refiere, estuvo habitada por grupos étnicos, predominantemente
nómadas , que ocuparon este territorio como área de caza y cultivo desde el Paleolítico
hasta la Edad de los Metales.
La etapa de tiempo que media entre la Edad de los Metales y la fase inmediatamente
anterior a la dominación romana, hay que pensar lógicamente que fue una fase evolutiva
de larga duración y que su tramo final esta identificado como la Protohistoria.
En cuanto a los pueblos que dominaron el entorno de lo que hoy es el término de Hita en
el periodo protohistórico, hay que suponer que la cuenca del río Badiel queda plenamente
integrada en lo que fue la Celtiberia y, dentro de adscripción geográfica, ocupada por
grupos étnicos pertenecientes a las tribus de los Vácceos y posiblemente también por
los Olcades, pertenecientes al grupo de los Arévacos.
Hasta aquí, nuestras opiniones sobre lo que pudo ser la Prehistoria de Hita y los pueblos
que habitaron en su entorno en este periodo.
El periodo subsiguiente a las fases descritas conduciría a la etapa prerromana y
posteriormente a las de conquista y romanización, que quedan ya fuera del alcance de
estas notas.
Notas
1. El conjunto de los elementos que se muestran en estas láminas, así
como el resto de los que hemos recuperado en el entorno de Hita pertenecientes a otros
momentos de la historia, podrían ser cedidos para su exposición permanente, caso de que
en algún momento se pudiese contar con un lugar adecuado donde poderlos acondicionar para
este fin.
2. En el pasado, los historiadores han identificado Caesada con Hita; estudios más
recientes hacen suponer que Caesada se localiza en el paraje conocido como Santas Gracias,
en Espinosa de Henares. En cualquier caso, al hacer referencia a Caesada como ciudad de la
Celtiberia Citerior, los historiadores que la citan se están refiriendo en ese momento al
entorno geográfico de Hita.
3. Un yacimiento de la Edad del Bronce en la Muela de Alarilla. Revista de Arqueología,
año V, Nº 37.
Diversos objetos de la edad del bronce:
nº 1: punzón de bronce de sección circular y cuadrada, posiblemente perteneciente a una
fíbula, por su forma arqueada. nº -2: fragmento de punzón de hueso. nº 3: posible
placa de broche, de bronce. nº 4 y 5: botones de bronce. nº 6: fragmento de escoria de
fundición de bronce. nº 7: fragmento de areneisca, trabajado hasta obtener la sección
circular que presenta, posiblemente utilizado como raspador o afiladera.